Otro aspecto interesante ahora, para los guanajuatenses, pero muy natural en tiempos pasados nuestros ancestros, lo era la observación de una mujer que acompañaba a su marido y, muchas veces, a sus hijos mayorcitos, en una labor muy especial que se realizaba en las afueras de las mismas: quebrar la piedra o mena cargar del argentifero metal, para reducir a pequeños trozos fáciles de procesar después.
A esta mujer se le llama “Galereña” porque trabaja en las galeras, y portaba un vestido formado por varias piezas, misma que enseguida describiré, porque era tan tradicional llevarlo puesto que, a lo largo de los años, se le ha considerado el típico y como el representativo de la mujer guanajuatense. La descripción se basa en una investigación realizada con la correspondiente minuciosidad de un trabajo científico: consulta de documentos, de personas ancianas que llegaron a ver a esas mujeres portando el vestuario que nos ocupa.
El Traje típico de la “Galereña” guanajuatense era como se indica a continuación falda de manta en línea A; sobre ésta colocaba otra falda confeccionada con franela roja, sin bordados pero adornada con triángulos verdes en la cintura y a lo largo de la bastilla; a esta falda le llamaba zagalejo. Esta vestimenta era de uso diario, hogareño, pero cuando la mujer salía a la calle colocaba sobre esas dos faldas una especie de fondo de popelina blanca adornada con olanes, pasalistón y listón, ya que a sus ves lo descubría con una nueva falda de organdí floreado y adornado de atrás Esta falda llevaba por la parte de atrás una pequeña cola de la misma tela, remembranza de los conocidos vestidos flamencos usados por las españolas.
Se me ha comentado, por personas que convivieron con los mineros en la primera mitad de este siglo, que estas dos últimas prendadas eran recogidas hacia arriba y hacia atrás por las galereñas para facilitar su trabajo en las galeras. Unos calzones largos hasta la rodilla adornados con olanes, pasalistones y listones, y media calada en las piernas. Además de choclos en, en los pies, completaban el atuendo inferior.
Espalda y pecho eran cubierto por una blusa blanca de escote cuadrado bordado; la manga era corta, también bordada. Sobre la blusa, la galereña se colocaba un rebozo de bolita y adornaba su cuello con collares de colores vistosos; Nuestra galereña se cubría el cuello con una pañoleta de colores llamativos u se protegía los brazos con cubremanga, evitando las quemaduras bien para lo mismo se colocaba sombrero de palma.Se me ha comentado, por personas que convivieron con los mineros en la primera mitad de este siglo, que estas dos últimas prendadas eran recogidas hacia arriba y hacia atrás por las galereñas para facilitar su trabajo en las galeras. Unos calzones largos hasta la rodilla adornados con olanes, pasalistones y listones, y media calada en las piernas. Además de choclos en, en los pies, completaban el atuendo inferior.
Generalmente completaba la galereña el atuendo con adornos de los usuales en toda la mujer, como peinetas de colores, listones en las trenzas, moños vistosos, pulseras, arracadas, etc. Pero también en sus herramientas portaba una batea de madera para recibir en ella trozos de piedra de color gris que, para un novato, sólo sería “piedras “, pero con ella, con gran experiencia en el oficio, sabía muy bien eran portadores del valioso metal, tan codiciado por su rareza, belleza y elevado valor.
Tan común se hizo el ver a estas mujeres, vestidas con su atuendo camino al trabajo, que considero debe ser apreciado por todo guanajuatense el de la “galereña”.
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